23 de marzo de 2006

Errores y errores

Existen errores y errores. Quiero diferenciarlos en dos grandes grupos.

El primero es el de los errores inútiles, torpes, impredecibles, y lo que es peor, desesperantes. Esto es aplicable para todos los campos que queramos, científicos, humanos, filosóficos o estratégicos. Me refiero a aquellos errores que no sabemos cómo los hemos cometido, y por lo tanto no podemos reproducir. No sabemos cuándo se volverán a dar, y aún peor, nuestra condición de humanos nos llevará a tropezar dos veces con la misma piedra.

El segundo grupo es el de los errores de los cuales conocemos las causas, sabemos cómo hemos llegado a ellos, y aún mejor, ¡con esa experiencia adquirida podemos evitarlos!.

Ambos grupos están relacionados. Para pasar del primero al segundo se requiere conocimiento, estudios, e incluso inteligencia. Sin embargo, confundirnos en el razonamiento hace que un error del segundo grupo pase automáticamente al primero.

Errar es humano, pero sabio es el que aprende de sus errores para evitarlos en un futuro.

Por lo tanto mi conclusión es intentar solucionar los errores antes de solicitar ayuda para que nos los solucionen otros. Es la única forma de evitarlos en el futuro.

22 de marzo de 2006

1198 d.C. (Tercer relato)

Valencia

Hace tanto calor como el día que aparecí en estas tierras. Me encuentro en una tierra dividida y bajo la constante amenaza de que moros o cristianos aparezcan con sus ejércitos y arrasen con todo lo que haya a su paso. Nunca he sido muy religioso, y no entiendo cómo se pueden odiar tanto y matar los unos a los otros por un dios que tan sólo existe en sus cabezas. Tampoco entendí en su momento cómo se podía matar para buscar armas (de destrucción masiva en aquel caso).

El paisaje es admirable. El mar Mediterráneo tiene un color más azulado y menos verdoso, parece más limpio, y con razón, de cómo yo lo conocía. Los pescadores han salido temprano con sus pequeñas barcas, una imagen pintoresca por la que quizá hubiera pagado por ver en otro tiempo.

Por desgracia esta alegre visión sólo se tiene si miramos en dirección este, pues tanto a norte, sur y oeste hay una gran desolación y vacío. Una tierra devastada en nombre de dos dioses que nunca se llevarán bien (Dios sabe por qué...).

Los moros han vivido aquí en relativa calma durante 500 años (que se dice pronto), tantos como la historia de América desde que Colón la descubrió. Tienen avanzados conocimientos de regadío y canalización. Pero aquí el agua sigue siendo un bien escaso. Tratar de construir una presa sin saber fabricar hormigón sería una tarea complicada. Pero no la de aprovechar los pozos subterráneos en las colinas para llevar agua potable a la ciudad. Tan sólo se necesita fundir los metales para hacer cañerías en lugar de espadas o armaduras. Diseñar una llave de paso o un grifo es lo menos importante, pero dejar de fabricar armas es dejar indefensa la ciudad.

¿Cómo se podría defender una ciudad medieval de un ejército de caballería?

¿Trabucos con poleas triples o más incluso para aumentar el alcance? ¿Una gran zanja rodeando la ciudad que se llene al abrir una compuerta desde el mar? Está claro que no estoy en condiciones de sembrar el campo con minas antipersona, ni ganas tampoco tengo. ¿Existe algún arma puramente defensiva? Tomando como ejemplo un escudo. De hecho, de donde vengo, ¿Existe alguna defensa?

No quiero pensar en las 'preventivas', "No me ataques porque tengo bombas nucleares y te las lanzaré...". Ni en el escudo contra armas nucleares de EEUU. ¿Porqué no se inventa un arma que símplemente atonte, duerma, canse, o aburra a los enemigos para que no luchen?

Me imagino un 'gas del sueño masivo'. En un campo de batalla dos ejércitos que están deseando enfrentarse para acabar con el enemigo, puesto que él es el que tiene la razón y lucha por el bien. Se lanza el gas, todos se duermen, y se levantan al día siguiente, con frío y preguntándose qué hacen ahí. Sí aún tienen ganas de luchar, pues otro poco de gas, y así hasta que se vuelvan a casa.

Volviendo a la realidad, ¿Cómo podría defender Valencia para que los valencianos se pudieran dedicar a prosperar económica y mentalmente en lugar de luchar y defender por una tierra que nunca debió tener dueño ni señor sino tan sólo gente que vive en ella?

8 de marzo de 2006

Oscuridad

Siento frío. La soledad que me acompaña se intensifica por el silencio abrumador que envuelve la estancia. A penas tengo consciencia de dónde me encuentro. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?.

Mi cabeza está totalmente ofuscada, me cuesta pensar, y mucho más aún razonar. ¿Será esta otra horrible pesadilla?

Trato por todos los medios de quitarme esa idea de encima. Pero no puedo. Mis brazos pesan una tonelada, a penas puedo moverme. Cualquier gesto intensifica ese martilleo incesante en mi cerebro. ¿Acaso estoy encadenado?

Comienzan poco a poco a llegar recuerdos a mi cerebro, pero ninguna luz, ninguna señal, nada que indique donde estoy, por cierto, ¿dónde estoy?

La pesadez del cuerpo me hace reacio al movimiento. Intento negar la realidad, no puede estar ocurriendo esto otra vez. Pero sin embargo todos los indicios llevan a la misma conclusión. ¿Cuánto tiempo llevo incosciente?

Un sonido. Lejano, difuso, sin sentido. A penas una mínima señal de vida. Es una voz. ¿Qué está diciendo? ¿Me está hablando a mi?

Entonces comienzo a atar cabos. El tiempo se ha comprimido, ha desaparecido una pequeña parte de mi vida, y nunca guardaré constancia de haberla vivido. Pero contradictoriamente, en estos momentos lo que más deseo es volver a sumergirme en ese trance que me ha alejado de la realidad durante unas horas.

-¡¡Buenos días!! -me dice una voz familiar.
-Buenos días -respondo a duras penas.
-¡Vas a llegar tarde! -sin duda, se trata de mi madre.
-Ya voy, ya voy, sólo un rato más - curiosa respuesta.

Con un gesto rápido hago callar al despertador y me doy media vuelta. Otro día más.

6 de marzo de 2006

316 d.C. (Segundo relato)

Emerita Augusta

(Viene del post anterior)

¿Cómo podré salir de aquí? Tanto tiempo llevo atrapado...

Vuelvo a dirigirme a mi improvisado diario para reunir las ocurrencias de los últimos 4 meses de mi vida en este mundo paralelo. Tareas tan rutinarias y de tan poca importancia como podía ser escribir en un cuaderno con un bolígrafo o un lápiz se me antojan como verdaderos lujos. No obstante me he malacostumbrado a algunos manjares que me ofrecen, y he de decir que ahora soy un espectador asiduo de este gran Teatro que tiene esta próspera ciudad. Si tan sólo supieran cómo serán derrotados, y que sé incluso cuántos años faltan para eso...

¿Pero llegará realmente ese día? ¿No estoy cambiando demasiado la historia? El código morse ha dejado de ser un invento de Alfred Vail, para ser un instrumento cotidiano de la comunicación de los romanos.

No tardé en encontrarle una utilidad a las torres vigías construídas para la demostración anterior. Ahora son auténticos puntos estratégicos y de seguir a este ritmo pronto serán nuevos asentamientos urbanos. El fuego de las torres vigías desprende una luz visible para los guardias situados en los otros puestos.

Les enseñé unas nociones básicas para distinguir entre un 'punto' y una 'raya'. Lo estudiamos con calma y creamos nuestro propio código morse. La luz es más rápida que un caballo. Y así ahora los mensajes de Roma llegan aquí en pocas horas. Por supuesto se ha perdido la privacidad, así que dentro de poco les enseñaré a enviar los mensajes en clave, o quizás no. Me he ganado cierta fama en la capital, incluso me ofrecen allí una vivienda, pero mucho me temo que me estoy excediendo en mis enseñanzas y están aprendiendo demasiado deprisa.

Esto me hizo pensar si cuando yo vivía en 2006 no se estaba aprendiendo incluso más rápido, y se nos estaba yendo de las manos. Así ocurrió con la bomba atómica, y quien dice que no vaya a suceder de nuevo.

Estuve varias semanas debatiendo conmigo mismo si ofrecerles el poder del vapor. Quemar carbón y mover unos engranajes que a su vez moverán unas ruedas no será algo que me cueste explicarles. Pero no lo haré mientras sean los esclavos los que entran a cavar en las minas. Mientras sean los esclavos los que construyen las torres vigías, los que se encargan de mantener los fuegos encendidos. No lo haré mientras sigan dando un trato inhumano a todas estas personas. Mientras sigan comerciando con sus vidas. Vine con la idea de que el Imperio Romano no debió sucumbir ante los bárbaros del norte, pero los bárbaros como son llamados aquí no tienen esclavos, quizá sí deba caer este imperio.

Pude convencerles de que la tierra es redonda, ¿podré hacer lo mismo con la simple premisa de que todos los hombres son iguales? Desde ahora y hasta que acabe preso de estos tercos romanos me dedicaré a la filosofía. He compuesto una obra teatral y ha tenido gran aceptación entre aquellos más pobres. Me siguen sirviendo comida los esclavos, pero les estoy pagando por su servicio.

1 de marzo de 2006

315 d.C.

Emerita Augusta

(Viene del post anterior)

Dos meses han transcurrido desde que aparecí aquí. Ya no recuerdo qué era lo que estaba haciendo cuando todo ocurrió, pero parece seguro que esto no es una pesadilla. Me encuentro en medio del Imperio romano. He tratado de aprender el latín partiendo de los rudimentarios conocimientos que tenía del mismo, y aún me cuesta expresarme correctamente. Me sorprende lo estrictos que son con el lenguaje, constantemente me corrijen mis faltas, aunque no les disgusta mi acento.

Sigo con la cabeza llena de ideas, ¡tantas cosas que yo sé, pero no puedo explicar! Partiendo de mis conocimientos básicos de Astronomía y Cartografía he tratado de explicarles que el mundo que consideran suyo, al igual que el mar que encierran es tan solo una pequeña parte del mundo que yo conozco. Pedí tallar una gran esfera en roca, quería enseñarles algo. Yo mismo acompañé al escultor a elegir la materia prima sobre la que trabajar, me sorprendió el conocimiento que tenía de su oficio, y me corrijió cuando le dije por donde empezar. No buscaba la perfección, pero les expliqué donde se situaba Hispania, y porqué el mundo era redondo. Les aseguré que podía demostrárselo. Y hoy es ese día.

Con dos trozos de tela que acoplé sobre la gran roca que simulaba la tierra tintados de color amarillo y negro les expliqué qué era el día y la noche y a qué se debían. También añadí la Luna y los eclipses a mis comentarios. Sabía de su escepticismo, pero sé que les iba a sorprender con mi demostración.

Les expliqué porqué amanecía por el este, pero me quedé aquí en la explicación, porque primero debía demostrar que la Tierra era en efecto redonda. Mandé construir torres vigías hacia el este, cada 15 kilómetros, debían ser visibles a simple vista. Eran necesarias más de diez torres para lograr el efecto que deseaba.

Hace dos días envié a tres hombres a cada torre, sus instrucciones eran sencillas: "Tan pronto como veáis que otra torre enciende fuego, lo haréis vosotros". Así demostraré que no amanece a la vez en Roma que en Mérida. ¿Demasiado complejo para demostrar que la tierra es redonda? Si fuera plana este efecto no se podría lograr me dije a mi mismo. La otra instrucción que tenían era que si no habían encendido el fuego por otra torre vigía, lo harían al ver amanecer.

Y allí estaba todo el pueblo reunido y mirando al este. Faltaban aproximadamente 15 minutos para que el sol apareciera cuando la gente se sorprendió al ver encenderse el fuego en la lejanía. Les expliqué además porqué sólo podían ver dos torres y no todas las que estaban construídas.

Me he ganado su confianza, pero aún queda mucho por hacer.

¿Qué serías capaz de hacer?

De ir a un psicólogo probablemente concluyera que padezco 'delirios de grandeza', o incluso puede que algo peor. ¿Nunca os habéis preguntado qué seriais capaces de hacer en el pasado con los conocimientos que tenéis ahora?

¿Seriais capaces de cambiar el curso de una guerra?, ¿el de una civilización? ¿Hasta donde llega la sabiduría de una persona del presente y en cuánto es superior a la de una del pasado? (si es que lo es...).

No me refiero a conocimientos de historia (Avisar a la 'Armada invencible' de su fracaso por el temporal y por la emboscada de los ingleses con sus cañones de mayor alcance, por ejemplo). Me refiero a conocimientos técnicos, filosóficos, poéticos o literarios si queréis.

¿Serías capaz de convencer a un miembro de la Inquisición de que la Tierra es redonda? ¿Acabarías tú también en la hoguera? ¿Habrías podido inventar algo que cambiara una civilización? Más allá de ser capaces de crear fuego para la prehistoria...

Os propongo a todos los que me leáis que elijáis un año anterior a 1950, y describáis hasta donde podríais llegar. Ya sea en vuestro propio blog o como comentario a este.