12 de mayo de 2006

El poder de la Mente 1ª Parte

Debe ser por la saga de Eragón que me estoy leyendo. Unos libros de fantasía sobre los cuales pronto saldrá una película. Pero el otro día me deperté pensando el poder que tendría alguien que pudiera entrar en la mente de otra persona.

Iba junto a Samuel caminando por la calle, charlando amigablemente entre risas sobre los acontecimientos. De vuelta a su casa después de un largo día. El sol se dejaba caer sobre el horizonte entre una línea fina de nubes primaverales. Cruzaron la esquina cuando de repente chocó. Decenas de papeles salieron desperdigados mientras una chica recibía el golpe de Juan.

Sandra, molesta por el encontronazo se dedicó a reunir su trabajo de literatura, que tanto esfuerzo le había costado terminar. Samuel ayudaba a Juan a recoger las hojas del suelo, mientras se disculpaban. Sandra, notablemente molesta dirigió una mirada de enfado hacia Juan, y justo cuando estaba a punto de increparle una extraña voz irrumpió en su cabeza.

Lo siento mucho, te ayudaré a ordenarlo.

Sandra, aturdida, dejó de recoger hojas para estar segura de lo que acababa de suceder.

¿Tú has dicho eso? Pero.. ¿Cómo...?

Tranquila, te lo explicaré, pero no hagas nada que me pueda delatar, mi amigo no sabe esto de mi. Continuemos recogiendo hojas o se dará cuenta. Mi nombre es Juan, y sé que te llamas Sandra.

Samuel se levantó y fué corriendo a buscar unos folios que pretendía arrebatarles el viento.

-Hola -dijo Juan-, no te asustes, te lo puedo explicar.

-Pero... ¡Estabas en mi mente! ¿Cómo has podido...? ¡¡¿Cómo se te ocurre?!!

-Ahí vuelve Samuel, quedamos mañana a las 6 junto a la estación. Siento el desorden.

Continuará.


4 de mayo de 2006

Día tonto

Después de una semana sin madrugar, qué mal sienta tener que despertarse a las 8 de la mañana para ir a trabajar.

Lo malo, y lo peor, es llegar y observar que en una empresa de informática no hay internet, y así durante toda la mañana. Por lo tanto el día perdido. Es increíble lo rápido que hemos pasado a depender de la red. Todos los recursos de trabajo están en otro ordenador. En este caso se trata de que para acceder al ordenador de al lado debes pasar por el servidor central de Estados Unidos... todo un desperdicio de recursos. Y una fuente de errores. El más mínimo fallo en toda la red que se debe atravesar afecta a todos los trabajadores de la empresa, y para la producción.

Pues nada, todos de pie a hablar del mal tiempo, o de lo corto que ha sido el puente.