Debe ser que la vida es cíclica, y que tarde o temprano como seres humanos volvemos a repetir los mismos errores. O como poco repetir experiencias que al fin y al cabo en nada se parecen a cómo las recordábamos.
Exceptuando esa repetición cíclica de 6 meses a la que me venía sometiendo con elmg la verdad es que hay muchas que me gustaría volver a vivir.
Este fin de semana he vuelto a pasar por una de la que todo teleco en algún momento de su vida ha hecho algún comentario, broma o de la que guarda un mal recuerdo en forma de quemadura. Me refiero amigos a nuestro querido y no muy olvidado 'soldador'.
Era el típico fallo. Unos cascos que sólo suenan por una oreja, con regulador de volumen y una extraña imposibilidad de hacer un empalme. ¿Acaso son cables coaxiales para que se resistan tanto a funcionar?.
Después de muchas vueltas, a Jordi, el padre de Ruth, se le ocurrió que la solución más sencilla sería soldar el cable (sin regulador de volumen) directamente a los cascos.
Soldador en mano, estaño y un lugar de trabajo con luz. Manos a la obra. No está lo suficiente caliente, el estaño aún no se derrite... un poco más... ¡por fin! la primera gota de estaño cae sobre el cable al tiempo que una nube (que siempre creí tóxica) entra en mi nariz recordándome esas prácticas que sólo funcionaban a última hora.
Si han prohibido fumar, y van a sacrificar a todos los pollos de una granja si uno sólo está infectado, me gustaría saber qué van a hacer con todos esos pobres telecos que año tras año tienen que respirar ese estaño vaporoso.
Pero increíblemente, y lo más sorprendente de todo, ¡es que funcionó!
Así que ilusionado y emocionado veo con nuevos ojos la posibilidad de arreglar otras cosas. De hecho ahora tengo un problemilla con el coche....
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