30 de marzo de 2007

Exilio

Su reinado se le quedó pequeño.

No hace muchos meses, en el Reino Sagrado de Inshame, las circustacias dejaron un vacío de poder.

Las luchas se sucedieron, todos buscaron una mejor posición. El control. El dominio.

Pero sólo uno lo logró sin desearlo.

No obstante asumió su nuevo cargo. Y así, con sus súbditos obedientes llevó a término el proyecto que le encargaron.

Las reuniones de la corte se hicieron cada vez más asiduas. Las conclusiones de cada una de ellas acababan siendo contradictorias. Pero el joven Aragorn mantuvo sus esperanzas. Luchó por él y los suyos. Aunque tiempo ha que dislumbró el negro horizonte.

No son pocas las batallas a su espalda, ni poco honrosas las victorias logradas. El desgaste se acentúa en el cansancio de sus músculos. La responsabilidad pesa sobre sus hombros. La burocracia ha minado su moral.

Ahora ha de partir, para luchar por los suyos, a una tierra inhóspita, a la tensa tranquilidad de la corte.

Desde aquí le deseamos suerte, y confiamos que su marcha no sea en vano.

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