17 de mayo de 2007

Despertar

Lento y pesado, pero descansado.

El tiempo. El tiempo que todo lo puede. El tiempo que todo lo mueve. ¿Por qué hemos de ser esclavos de algo que para nuestra mente es relativo?

El tiempo, es medible, pero incierto. Dicen de él que es curvo. Lo que es seguro es que es esquivo. Escapa a nuestro control, y nos controla.

Tiempo. Nunca tenemos suficiente, siempre necesitamos más. Y paradójicamente, cuando tienes todo el tiempo del mundo, te sobra.

Nos domina, vigila atentamente nuestra agenda. Actuamos en función de él. Lo dividimos en horas, minutos y segundos. Tenemos prisa, llegamos tarde, llegan tarde.

El tiempo nos envejece, nos arrebata la vida, y aún así, seguimos siendo sus esclavos.

¿Por qué no contraponernos al tiempo? ¿Llevarle la contraria? ¿Cómo?. Una fotografía. Un cuadro. Un recuerdo.

Y sin embargo, hoy no ha sonado el despertador. ¿Llegaré tarde? ¿Tardaré mucho en llegar?

Deberíamos luchar contra el tiempo. Porque la otra opción es caer en sus redes.

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